La instalación presenta una ficción en torno al personaje real de Chelsea Manning, recientemente indultada de una sentencia a 35 años en una prisión militar en Kansas (EE.UU.), acusada de enviar documentos clasificados al sitio web Wikileaks. Un día después de conocerse su sentencia, la soldado antes conocida como Bradley Manning, anunció que deseaba someterse a una reasignación de sexo. A partir de este arranque histórico, Manu Arregui crea una escena donde la soldado se acerca a una playa desierta al amanecer, se desnuda, ejecuta un baile y se adentra en el agua hasta sumergirse. La banda de sonido desarrolla, con una voz en off atribuida al personaje, referencias filosóficas y políticas en una composición del artista que, además, cuenta con citas de diversos orígenes literarios como las de Clarice Lispector. Apoyado en la interpretación de la actriz que pone voz a la soldado, el artista trata ideas como la libertad, la guerra, la civilización o la existencia en un tono poético y trascendente. Mientras en una pantalla contemplamos la escena en un registro audiovisual convencional, en paralelo se desarrolla la narración a partir de recursos visuales infográficos: previsualización 3D, captura por sensor de profundidad, visualización de metadatos, mapeado de terreno, etc. remitiendo al lenguaje audiovisual empleado en las simulaciones jurídicas.
Chelsea Manning filtró miles de documentos que fueron muy valiosos para argumentar la inconstitucionalidad de las operaciones militares llevadas a cabo en Irak y Afganistán desvelando la verdad de lo que estaba pasando, que nada tenía que ver con la información que se estaba proporcionando a la ciudadanía. Profundamente conmocionada por lo que estaba presenciando como analista en Irak, decidió compartirlo a través de Wikileaks justo después de ver un vídeo en el que un helicóptero Apache de los Estados Unidos abría fuego contra un grupo de personas en Irak, los pilotos identificaron erróneamente a los civiles como insurgentes armados. Manning fue confinada y torturada tras su detención. Su encarcelamiento hubiera sido prácticamente de por vida. Una de las paradojas radica en que la soldado desobedeció su compromiso de confidencialidad pero, al mismo tiempo, el ejército no cumplió con la legalidad internacional. Su reasignación de sexo agravó esta situación de condena ya que la esfera pública patriarcal exige la capacidad de los individuos para maniobrar y vigilar los aspectos performativos de su propia conducta en público. Las acciones, palabras, gestos y movimientos corporales de los militares son la expresión estética de la ideología de los ejércitos. La determinación de la soldado Manning en su reasignación de sexo ofrece un nuevo punto de vista sobre el personaje y nos obliga a pensar en la importancia de la audacia y el sacrificio individual para promover la justicia social.